¡Cuántas almas solitarias
deambulan por este mundo!
No obstante, esa soledad
lo es sólo en apariencia,
pues ahí, en lo más profundo
de tu presente existencia,
tú cuentas con la presencia
maravillosa de Dios.
Hoy en día es imprescindible
llevar a Dios en la mente,
el alma y el corazón,
de una forma permanente:
piensa en ÉL constantemente
y abrígate con Su AMOR.
Porque Dios no discrimina,
no se aleja ni te olvida,
es la Fuerza Compasiva
que te apoya en tu dolor.
ÉL es tu vida y sustento,
Dios es tu diario alimento,
tu bálsamo redentor.
Búscalo en todo momento
cada minuto del día,
cada día de tu existencia;
siente Su Santa Presencia
en tu aposento interior.
Dios está "siempre" presente
en tu alma y en tu mente;
en tu alma: te consiente
y te brinda Su Calor,
en tu mente, te conduce
infalible, sabiamente,
Su Pensamiento Creador.
ÉL es el Padre amoroso
que, con paciencia infinita,
te protege cuidadoso
cuando más se necesita.
No te habla (es silencioso)
pero siempre está al pendiente
de tí, fiel y bondadoso.
Sabe lo que tu alma siente
y te consuela sin reposo.
Por todo lo aquí explicado,
hoy más que nunca en tu vida,
ante el dolor de una herida,
ante un problema intrincado,
busca a Dios (que está a tu lado)
es la fuerza requerida
que jamás te ha abandonado.
ÉL es tu Divino Aliado
en la senda recorrida.-
Eduardo Ritter Bonilla.